Gobernador de Michoacán

En un día como hoy 15 de febrero de 1996, asumí la honrosa responsabilidad de gobernar el Estado de Michoacán de Ocampo, propusimos a los michoacanos ejercer la función pública de tiempo completo y finalizar el sexenio trabajando, hasta el último día por el desarrollo del estado.

Hoy, a 16 años de haber concluido nuestro mandato, podemos reiterar que no solo servimos con lealtad y pasión a nuestro estado durante esos seis años, sino que ser Gobernador de Michoacán ha sido la responsabilidad más comprometedora y honrosa. Por eso, y porque ha llegado el momento de insistir en ello, reafirmamos que todos los actos y proyectos que impulsamos durante nuestra administración, estuvieron influidos de un ánimo de servicio y lealtad a Michoacán.

Michoacán vivió, antes del sexenio en que tuvimos el privilegio de Gobernarlo, prácticamente diez años de interinatos, lo que en buena medida explica que no hubiese una firme estabilidad que permitiera el desarrollo del Estado. Al concluir mi mandato entregamos un estado en paz y trabajando, y la transición política se dio sin sombra alguna de desorden o incertidumbre, y finanzas sanas.

Necesitábamos recuperar el clima de estabilidad política que se había mantenido oscilante, después de varias elecciones que provocaron conflictos postelectorales, dañando seriamente la imagen y la confianza en nuestro estado. Por eso establecimos el compromiso de trabajar para que volviera la certidumbre y la confianza a partir de las acciones del gobierno.

Las reglas claras, las acciones y la apertura para escuchar a todos, de acuerdo con lo que establece la ley, fue una premisa que nos permitió generar un ambiente positivo en Michoacán durante aquellos seis años de gobierno.

Siempre establecimos que sin certidumbre y confianza no se podría pensar en el desarrollo del estado; que sin tranquilidad y paz social no podríamos sentar las bases de un gobierno justo, democrático, eficiente y honesto, que diera a Michoacán y sus habitantes la posibilidad de salir adelante, y en ese marco de civilidad política entregamos al nuevo Gobierno la posibilidad de contar con un clima propicio que le permitiera llevar a Michoacán a nuevos esquemas de desarrollo y progreso.

El político que decide entregar su vida al servicio público requiere conducirse con un gran sentido de responsabilidad en todo momento, por ello hoy tenemos la certidumbre de haber cumplido con la encomienda. Los hechos hablan por sí mismos y no hay nada de lo que tengamos que avergonzarnos.

Seis años de intensos recorridos por toda la geografía michoacana son la mejor muestra de que siempre estuvimos atentos a los problemas de nuestra gente. Nunca rehuimos encontramos con los michoacanos, verlos de frente y debatir con ellos los asuntos importantes, sin regateos, hablando con la verdad, ofreciendo sólo lo posible, atendiendo lo prioritario y actuando siempre con responsabilidad.

La sociedad actual demanda, más que nunca, que sus gobernantes le rindan cuentas, tanto de la eficacia de su administración, como del manejo de los recursos públicos.

Así debe ser y estamos absolutamente de acuerdo con ello. Lo que debe cuidarse, siempre, es que los procedimientos de rendición de cuentas no sean utilizados para desprestigiar a los adversarios políticos, por quienes se encuentren en el ejercicio del poder.

Ni duda cabe de que la corrupción debe ser enérgicamente combatida y quienes malversen los fondos públicos han de ser sancionados. Así lo sostuvimos durante nuestro mandato y hoy una vez más lo ratificamos.

Agradecemos, una vez más, a nuestro partido, el Revolucionario Institucional, el habernos postulado como candidato a la Gubernatura en 1995. Sin la plataforma y principios del PRI, pero sobre todo, sin su militancia, no habríamos logrado la Diputación primero, luego la Senaduría y finalmente la Gubernatura. Es a nuestro partido al que debemos el haber ganado en todas las contiendas en que se nos dio la oportunidad de participar a puestos de elección popular.

También agradecemos a nuestros colaboradores el esfuerzo que realizaron; todos, independientemente de sus diversas filiaciones partidistas, actuaron con responsabilidad y eficacia, teniendo como único propósito el servir a Michoacán.

También queremos recordar, con datos y cifras en la mano, que dejamos un estado diferente al que recibimos y ello en parte gracias al clima de civilidad política que los Gobiernos anteriores lograron hacer prevalecer en circunstancias adversas y difíciles. De ahí que los índices de bienestar y desarrollo, señalaron resultados, cifras e indicadores en los que definitivamente Michoacán avanzó.

Víctor Manuel Tinoco Rubí