LIC. BENITO JUÁREZ

Benito Pablo Juárez García (San Pablo Guelatao, Oaxaca, 21 de marzo de 1806 – Ciudad de México, 18 de julio de 1872) Me voy a permitir con los amigos de la red compartir algunos de los documentos escritos por él acaecidos en torno suyo durante los años de su vida y en especial me llamo la atención los que hiciera de puño y letra y que los título “Apuntes para mis hijos”.

Vale la pena recomendar a la juventud mexicana seguir el ejemplo de Benito Juárez que, nacido en humildísima cuna, supo elevarse por su propio mérito a la más alta posición a que un ciudadano puede aspirar, conductor de su generación y guía y símbolo para las generaciones posteriores. Me permito hacer una síntesis del prólogo a la obra a que me he referido.

“La pasión sectaria que combate aún a Juárez a 211 años de su nacimiento es, en verdad, demostración de su grandeza; pero no es a través de esa sola reflexión corno puede ser valorada.

Hay que valorar sus aciertos, su tenacidad, su patriotismo, la firmeza de sus principios, la rectitud de su conducta y el sentido pleno de responsabilidad de sus decisiones, tienen amplia comprobación en todos los actos de su vida pública y privada; marcan el ejemplo que la juventud debe seguir.

Firmemente convencido de que mientras más se conoce a Juárez estadista, reformador, patriota y hombre, más se le admira, mejor se le comprende y más se le respeta, el Presidente de la República Don Adolfo López Mateos decidió patrocinar la publicación de la obra: “Benito Juárez, Documentos, Discursos y correspondencia, en la que, quien da a conocer a Juárez es Juárez mismo”

Vale la pena consultarla en la Biblioteca Nacional, una de las fuentes más apropiadas para conocer a un hombre es su correspondencia epistolar cuando las circunstancias le obligan a valerse de ella tanto en el ámbito público como en el familiar; Juárez debió usar frecuentemente de ese método

El Licenciado Juárez escribió de su puño y letra una breve autobiografía en una libreta de 12 x 17 cm., con propósito ajeno a su publicación, como lo demuestra el título que él le adjudicó, “Apuntes para mis hijos” Lamentablemente quedó inconclusa, pues sólo relata hechos de su vida hasta 1857. Es bastante probable que este texto haya sido escrito en los últimos años y por ello la muerte truncó este relato.

Esta valiosa autobiografía fue conservada por sus descendientes hasta 1957, fue donada a la Nación, junto con otros documentos. El señor Presidente Adolfo Ruiz Cortines, al recibirla, ordenó fuera entregada al Archivo General de la Nación, donde se encuentra depositada en la Dirección de esa Institución.

En esta versión se reproducen en forma facsimilar las hojas de la libreta original y, en la página de enfrente, la transcripción correspondiente.

El texto de estos Apuntes constituye un valioso documento humano en que el Sr. Juárez muestra muchas de las intimidades de su espíritu. Con gran sencillez explica varios de los acontecimientos fundamentales de su vida hasta 1857, no pensando en un público lector, sino en sus hijos.

Con precisión va mostrando la evolución de su pensamiento, así como las luchas libertarias de nuestro pueblo; son certeras sus reflexiones sobre varios de los males que la Nación sufría, muchos de los cuales todavía pesan sobre México.

Es interesante observar cómo en las primeras páginas del manuscrito hace gala y se muestra orgulloso de que sus padres sean indígenas y reitera su satisfacción al referirse a sus abuelos, «indios también de la nación zapoteca».

El examen de estos Apuntes rectifica varias de las consejas que se aceptan como hechos reales en relación a sus primeros años de vida. Entre ellas merecen destacarse cómo se expresa de su tío Bernardino. No es el familiar cruel que le hace odiosa la vida en Guelatao; por el contrario, describe la lucha que libró entre los afectos que le ligaban al solar pueblerino y su anhelo de procurar una educación que le permitiera ascender en la escala social.

La dura experiencia que le lleva a prisión por defender los indígenas de Loxicha —poblado al sureste de Miahua tlítn—- frente a las exacciones del cura del lugar, le hace adoptar la decisión de «trabajar constantemente para destruir el poder funesto de las clases privilegiadas».

También con gran sencillez en los párrafos finales destaca cómo los funcionarios democráticos deben evitar el uso de ostentosas fanfarrias militares o de exhibición de fuerza, convencido de que «la respetabilidad del gobernante le viene de la ley y de un recto proceder. »

Siempre se recordara con respeto y admiración al “Benemérito de las Américas”

Lic. Victor Manuel Tinoco Rubí